Desde tiempos inmemoriales, el fuego ha sido siempre una fuente de poder. Temido y alabado por nuestros antepasados, llegó a ser considerado un ente divino. Este cuarto elemento ha presenciado y provocado la evolución de nuestra especie y, aún hoy, su esencia salvaje sigue despertando nuestra curiosidad. De ella surge nuestro interés por domesticarlo, por hacer un pacto con la naturaleza y buscar en ella la máxima forma de expresión humana: el arte. Es aquí donde surge el pirograbado.
El pirograbado (del griego piros o ‘fuego’ y graphos, que significa ‘escritura’) es una técnica artística de dibujo basada en dos elementos: la madera y el pirograbador. De este modo, se intercambia la tinta por el fuego y el papel por su materia prima (madera o contrachapado), dando lugar a obras únicas. Uno de los genios de esta destreza es el murciano Antonio Pérez Bayonas, maestro jubilado y artesano vocacional que ha convertido el pirograbado en mucho más que una pasión: un arte.
Fuego, el origen del origen
El artesano trabaja la madera y da color a sus diseños gracias al espectro de calor sobre la superficie quemada. Así, consigue la tonalidad deseada que oscila entre el negro absoluto y una amplia gama de marrones. Pérez señala que «la dificultad de trabajar el pirograbado estriba en que no admite equivocaciones, son muy difíciles de reparar, si es que se puede».
Desde hace unos años, Pérez Bayonas tiene como modelo de trabajo la obra del conocido escultor murciano Francisco Salzillo y Alcaraz. Este pirógrafo es considerado uno de los más ilustres del Barroco español y considerado el representante del imaginero1 del siglo XVIII en España. «Me excede el compromiso y la responsabilidad de encontrarme ante una de las joyas del Barroco y del patrimonio religioso-artístico murciano», confiesa el artesano, quien acumula más de 100 obras pirograbadas que reproducen cada particularidad de la escultura de Salzillo.
La pirografía salzillista se caracteriza por la expresión y el detalle imperante en cada una de sus figuras. Tanto es así que se han convertido en un verdadero desafío para quienes quieren reproducirlas. La mayoría de las esculturas del imaginero barroco pueden observarse en el Museo Salzillo, ubicado en Murcia, donde se recogen desde bocetos y belenes hasta imaginería eclesiástica y santoral.
Siguiendo los pasos del maestro barroco
Con un estilo milimétrico y cuidado, trabajar la obra de Salzillo supone para Pérez Bayonas todo un reto personal. Esta dedicación requiere un estudio minucioso sobre cada figura, así como una atención constante. Solo así logra traducir un icono tridimensional y volumétrico (como es la escultura salzillista) en un estado bidimensional y superficial, sin perder ni un ápice de su esencia. «Cada vez que me enfrento a un detalle de su obra, me imagino cómo Salzillo se enfrentaba a la suya» , afirma.
Por otra parte, no solo encontramos sus pirograbados en el formato de cuadro tradicional; estos también adoptan la forma de panderetas que acogen las representaciones de los belenes. El artesano, muy cultivado en el terreno musical, ha querido utilizar como soporte de sus obras este típico instrumento navideño para poner firma a su talento.
Tras toda una vida consagrada a esta arte, Antonio Pérez Bayonas se ha convertido en uno de los grandes pirógrafos de nuestro país y un abanderado en el estudio de la obra de Francisco Salzillo. Nos encontramos ante un encantador de la llama que ha sabido imprimir su alma en cada una de sus obras. Ellas también quedarán grabadas a fuego en la memoria de los afortunados que hemos tenido el placer de contemplarlas. Actualmente, su exposición El belén de Salzillo en Pirograbado y Pandereta puede ser visitada en los Salones del Casino Cultural de la localidad murciana de Moratalla hasta el 12 de enero.
1 La imaginería es una especialidad escultórica que cultiva en exclusiva la temática religiosa.