Durante los últimos años, la cultura de la cancelación ha sido un fenómeno muy popular en redes sociales. Principalmente en Twitter, donde la fama y el prestigio de famosas figuras puede caer estrepitosamente en cuestión de minutos. Este concepto de cancelación solo acepta la dualidad bueno o malo, sin tener en cuenta que, a veces, las personas hacemos las cosas un poco regular y no pasa nada.
Se conoce como «cultura de la cancelación» (o cancel culture, en inglés) a la situación en la que un artista o personaje público se enfrenta a las críticas masivas del público en internet, llegando incluso a terminar con su carrera profesional. O, además, viéndose obligados a retirarse del ojo público, durante el suficiente tiempo como para que a la gente se le olvide eso tan horrible que han hecho.
El perdón
La cultura es algo que cambia constantemente, los valores y el humor varían conforme lo hace la moral general y eso es cada vez más universalizable gracias a las redes sociales. Esta situación, cada vez más frecuente, nos está imponiendo que el perdón no es suficiente y que es legítimo linchar públicamente a alguien por unos tuits publicados hace más de ocho años. Cuando esto ocurre, se nos suele olvidar que detrás de esos comentarios hay una persona exactamente igual que nosotros que puede cometer errores igual que nosotros lo hacemos, y que de la misma manera que perdonamos a la gente de nuestro alrededor cuando comete un error, ¿por qué no lo hacemos con la gente a la que admiramos?
Evidentemente, existen diferentes rangos a la hora de valorar si realmente alguien debe ser «cancelado»: no es lo mismo haber puesto tuits misóginos y racistas con catorce o quince años y arrepentirse de ello, que afirmarlo ahora y no tener ningún tipo de responsabilidad. Pero en este caso, la cultura de la cancelación ejerce una presión inmensa en la salud mental de las personas. Se eliminan completamente las segundas oportunidades y donde un comentario desafortunado puede destruir tu carrera. Todo ello, aun habiendo reconocido el error y haberte mostrado proactivo a la hora de cambiar tu actitud y modificarla, para que eso no vuelva a ocurrir o para no volver a cometer los mismos errores varias veces.
Doble rasero
En este sistema donde es tan sencillo caer, las mujeres se enfrentan a un rasero mucho más bajo que los hombres, donde por el mismo acto generalmente se las juzga más severamente. Algunos de los casos más claros y conocidos son los de Lindsay Lohan y Britney Spears, mujeres que se han visto tan violentadas por los medios y las redes sociales, que tanto sus carreras profesionales como su salud mental han sido completamente destruidas.
Otro ejemplo que demuestra la misoginia encubierta en la cultura de la cancelación es el de la cantante Taylor Swift. Swift ha manifestado mil y una veces su apoyo a causas sociales mostrándose abiertamente feminista, apoyando los derechos LGTB y haciendo una activa campaña en contra de Trump. Pero, aun así, nunca fue suficiente para contrarrestar el odio impulsado por Kanye West quien, desde 2009 hasta ahora, ha formado una campaña de odio hacia ella creando hashtags como #TaylorSwiftIsCancelled. Este hashtag se hizo rápidamente viral y consiguió que la cantante se retirara durante un tiempo de las redes sociales ocultándose de la esfera pública durante un año entero. De forma paralela, el mismo Kanye West lleva años apoyando públicamente a Trump y haciendo comentarios controvertidos acerca de la esclavitud y, aun así, nunca ha recibido ni la mitad de odio del que recibió Taylor durante esos años.
Existen varios artículos que refrendan estas teorías acerca de cómo las mujeres se enfrentan a sus errores y cómo gestionan sus fallos. En ellos, se muestra como las mujeres tienden a ser más responsables de sus errores, mientras que los hombres buscan culpar a otras personas antes que asumir ellos mismos los errores que han cometido. Además, se observa que las mujeres tienden también a sentirse culpables durante más tiempo y a ocultarse y responsabilizarse cuando sienten que van a ser juzgadas por algo. Por otro lado, cuando los hombres sienten que han cometido un error, su visión suele tender más a verlo con una filosofía más positiva y a tomárselo como un aprendizaje, mientras que las mujeres suelen verlo desde una perspectiva más pesimista y piensan más a menudo en errores que cometieron en el pasado. Ejemplos claros de esto son los mencionados anteriormente Taylor Swift y Kanye West, mientras ella desapareció, él se presentó a las elecciones a la presidencia de Estados Unidos.
Sobre los usos y riesgos
Al igual que existe este lado oscuro de la cultura de la cancelación, también hay una parte que se podría considerar positiva, en la que grupos grandes de fans de determinados artistas han sido capaces de eliminar de internet a personajes públicos que realmente habían cometido actos atroces y merecían tener responsabilidad sobre ellos.
La cultura de la cancelación es un fenómeno que puede llegar a ser muy tóxico y dañino para la salud mental de las personas y, a pesar de tener intención de ser algo que ayude a que las personas sean responsables de sus actos y se den cuenta de sus errores, también tiene un lado oscuro importante que debe tenerse en cuenta. Este ambiente en redes sociales donde se permite ejercer bullying a gente muy joven por errores de los que generalmente no son ni siquiera conscientes y de los que se debería hacer una crítica constructiva desde el respeto acaban siendo un acoso masivo y dañino.
Por lo tanto, deberíamos reconocer este fenómeno como que la mayoría de las veces es tremendamente injusto y que debería utilizarse como mecanismo para hacer una crítica constructiva que ayudara a las personas a estar más educadas en algunos temas importantes. Asimismo, es crucial entender que los estándares a los que se enfrentan las mujeres y los hombres son muy distintos, y reflexionar acerca de la necesidad de juzgar los errores de los otros de una forma tan dura como lo hacemos a través de una pantalla.
Estudio Ciencias Políticas y Sociología aunque ya no me acuerdo ni por qué. Me gusta hacer fotos analógicas, leer y tomar el solecito en primavera. Soy la mayor fan de todos mis amigos porque son gente chulísima.