Hoy, de regreso a casa, una moto se cruzó en mi camino. Se había saltado el ceda en la intersección que conecta el barrio rico con la parte alta, vieja y pobre de mi pueblo. Cómo odio conducir. A menudo, en el vértigo de los trayectos silenciosos, me entretengo hilando pensamientos que, como la moto, surgen casi por generación espontánea. Con la esperanza de que un día la misma brisa de motor que inspiró a Gabriel García Márquez a escribir «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo», me apresuré, ante la ilegalidad, a memorizar una nota mental: «Hoy, de regreso a casa, una moto se cruzó en mi camino».
Macondo tiene la misma intensidad silábica que mi pueblo. Como en el lugar garciamarquiano, aquí los veranos pasan rápido y las generaciones, tremendamente lentas. Los motoristas no llevan casco y, como los gitanos del cuento, no se detienen a dormir para no interrumpir la eterna metáfora de la fugacidad de la vida. Por eso, no se me ocurre mejor manera para empezar esta lista que con un pensamiento tonto, una obra magnífica y una advertencia estival. Tempus fugit, sed ars aeternum*.
1. El libro: Cien años de soledad (García Márquez, 1967)
Ante el revuelo que ha causado la noticia de la primera adaptación audiovisual de la obra cumbre del premio Nobel de Literatura por parte de Netflix, es un buen momento de revisitar la novela que cambiaría la suerte y la reputación del colombiano para siempre. Aunque aún está por ver qué receta de éxito pone en marcha la plataforma digital para trasladar el potaje generacional de la familia Buendía a la pequeña pantalla, siempre podemos cavilar sobre cuáles son los ingredientes que no pueden faltar. Y, en el extraño caso de que acabemos hartos de oír hablar de Macondo, siempre nos quedarán otros gigantes del prolífico escritor, desde sus magníficos cuentos hasta la insuperable El amor en los tiempos del cólera.
2. La película: Verano 1993 (Carla Simón, 2017)
Simón se suma a la oleada de directoras catalanas que en la última década se sitúan en la vanguardia del cine español. Consigue la hazaña, además, con una ópera prima intimista y pequeña, una historia sobre lo extraña que se vuelve la vida para una niña que acaba de perder a sus padres por el sida y debe aprender a convivir con su nueva familia. Y luego están Bruna Cusí, David Verdaguer y la pequeña Laia Artigas, un trío de intérpretes que devora la pantalla.
3. El cuadro: Naranja y amarillo (Mark Rothko, 1956)
Aunque nació en Letonia y fue criado bajo un fuerte secularismo, cuando su familia emigró a Estados Unidos, Rothko estrechó vínculos con el mundo espiritual e impregnó su pintura de una religiosidad superlativa. Siguiendo la teoría de Beaudelaire y otros intelectuales sobre la existencia de estímulos primitivos comunes a todos los sentidos, el pintor alcanzó una expresión basada en el color: la expresión más simple de la emoción. La abstracción de sus figuras, como en este detalle de su obra, ha despertado sentimientos cruzados alrededor del mundo. Se puede visitar en Albright-Knox Art Gallery, en Nueva York.
4. El drama: Sueño de una noche de verano (Shakespeare, 1595)
Es una de las comedias teatrales más célebres de William Shakespeare, que narra los eventos mágicos que se suceden alrededor del enlace entre el duque de Atenas, Teseo, y la reina de las amazonas, Hipólita. Así, temas recurrentes en la literatura del dramaturgo se conjugan para crear una obra donde el amor y la magia se funden en una espiral creciente. Y entre triángulos amorosos, un burro.
5. La Bella Arte: Guggenheim (Frank O. Gehry, 1997)
El museo bilbaíno de arte contemporáneo es espectacular por dentro y por fuera. Diseñado como un encargo por el arquitecto canadiense, se trata de un edificio deconstructivista, aunque con influencias organicistas que combinan líneas rectas con curvas y ondulaciones. Junto a la impactante estructura de titanio, también destaca Mamá, una enorme araña que forma parte de la exposición permanente del museo y que firmó la artista Louise Bourgeois en homenaje a su madre.
6. El álbum: Abba Gold Anniversary Edition (ABBA, 2014)
Si te cansas de escuchar este verano el excelente álbum El mal querer, de Rosalía, recuerda que el pop es siempre tu mejor amigo. Y ya que vamos a tirar de cultura de masas, ¿por qué no hacerlo disfrutando de uno de los mejores baluartes de este género? Dancing Queen, Waterloo, Mamma mia!, The winner takes it all… ¿Existe mejor fórmula para sobreponerse al calor que desgañitarse al son de la mejor música de antaño? En caso de que prefieras noches de cena y vino, siempre puedes recurrir al hipnótico jazz de Billie Holiday, Cole Porter o John Coltrane.
7. La figura: Apolo y Dafne (Bernini, 1625)
La escultura de mármol, expuesta en la Galería Borghese de Roma, es una obra barroca basada en el mito de Apolo y Dafne que relata Ovidio en La metamorfosis. Según la mitología griega, como castigo por burlarse de él, Eros disparó una flecha de oro al dios del Sol y otra de bronce a la ninfa. Por eso, al verla, Apolo se quedó prendado de ella, pero solo recibió el rechazo como respuesta. Desesperada, Dafne le pidió a su padre el río Peneo que la rescatara y este la convirtió en un laurel, que se convertiría en el árbol predilecto de la deidad. Bernini capta el momento de la transformación con toda su intensidad dramática.
8. La reflexión: Así habló Zaratustra (Nietzche, 1885)
No, no es una lectura de playa. Sin embargo, los cuatro volúmenes de Así habló Zaratustra, por el peso de sus ideas y por el lirismo con que se expresan, tampoco son fáciles de compaginar con otras actividades. Por eso, si lo que buscamos es un retiro espiritual, no puede faltar en la mesilla la obra maestra de Nietzche. ¿El único inconveniente? Quizás, al término del libro, sientas un agujero bajo el esternón difícil de rellenar. Al menos hasta la muerte de Dios.
9. La serie: Black Mirror (Charlie Brooker, 2011-2019)
La serie que nos conmocionó con su primer episodio al mostrarnos una zoofílica relación sexual entre un cerdo y un señor presidente, no ha dejado de impactar con sus historia sobre las relaciones humanas en la era tecnológica temporada tras temporada. Como Her, se trata de una ficción futurista que arroja una visión más bien apocalíptica del presente. La recién estrenada tanda de capítulos nos dará una buena excusa este verano para pasar algo de tiempo en casa.
10. La poesía: Romancero gitano (Lorca, 1928)
El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Verde que te quiero verde. En la copa de un olivo lloran dos viejas mujeres. Son tantos los versos memorables del poeta granadino, que podría llenar esta recomendación con sus poemas. Hoy, en el 121 aniversario de su nacimiento, los símbolos y la profundidad de su literatura pueden vivirse con la misma intensidad. La injusticia de tenerlo perdido en una cuneta es siempre un buen pretexto para tener presente a uno de los mejores escritores españoles de la historia de la literatura.
* El tiempo corre, pero el arte es para siempre.
El periodismo me queda de paso. Escribo. Arte, misantropía y revolución. Excelsior.
Jamás me decepcionan tus escritos. Cargados de conocimiento y pasión dejan latente tu facundia y tu forma de enhebrar las palabras.
Mezclas actualidad e historia con audacia y expresas limpiamente lo que tu cabeza te dicta y tu corazón te envía.
Y aunque a veces, más de las que me gustaría, recurro al diccionario para saber qué significaban las palabras que se me escapan, bailo entre tus frases sintiendo tus notas literarias y soy capaz de creerme capaz de hacer lo mismo. Luego regreso a mí nuevamente y me conformo con leerlos y seguir soñando.
Quizá algún día nuestros textos se crucen en el mismo laberinto y encontremos la salida a nuestra alma que sólo desea expresarse sin normas.