Ars gratia artis es una expresión latina traducida, por lo general, como el arte por el arte. Se trata, en realidad, de toda una estructura vertebral constitutiva; esto es, una forma de entender la obra artística como conjunto. En su Crítica del juicio estético, Kant revisita esta noción y concibe, a partir de la misma, una definición del arte que le niega todo objeto o motivo. Estas fueron sus palabras: «El arte (las artes liberales: la pintura, la escultura, la música…) tiene una finalidad, pero muy especial, porque es una finalidad sin fin». La ausencia de razón contra la abundancia de sentido, un clásico antagónico que ha sembrado de controversia la sentencia kantiana. Lejos de resolver el conflicto, proponemos nueve obras procedentes de distintos dominios artísticos por darnos el gusto de alimentar el debate.
1. ‘Piss Christ’ (Andres Serrano, 1987)
Ganador de un premio nacional en su país natal, los Estados Unidos, Andres Serrano es el autor de esta fotografía que representa un pequeño crucifijo de plástico sumergido en un bote de orina perteneciente al propio artista. La imagen, que dio la vuelta al mundo y se considera a día de hoy una de las obras más importantes de las artes visuales contemporáneas, fue interpretada como una blasfemia superlativa entre los sectores más conservadores. Pese al intento de Serrano (católico confeso) de desacralizar la polémica arguyendo que se trataba de una denuncia ante la actual futilidad de la iconografía cristiana, el estadounidense solo consiguió insuflar la eterna rivalidad entre creyentes y ateos, defensores de la libertad suprema del arte y lacayos de la moral. En estrecha relación con Blood Cross (1985), hubo un elemento que pasó inadvertido para sus detractores: probablemente se trata de una de las cruces más doradas de toda la historia. Ricardo Marrero Gil
2. ‘Olympia’ (Edouard Manet, 1863)
En la historia del arte, un desnudo más no parece gran cosa. Sin embargo, la Olympia de Manet siembra un debate sin precedentes en el seno de la academia cuando se presenta en el Salón de París en 1865. Mientras el escritor Zola alaba la habilidad para captar la luz del pintor francés, para otros intelectuales de la época el cuadro representa un escándalo. Hasta el momento, solo estaban permitidos los desnudos femeninos alegóricos o mitológicos, pero nunca con la connotación más evidente del mismo: la provocación sexual. De este modo, Manet abre la senda para la pintura y la literatura modernas, donde la figura de la prostituta se desprende de su halo poético para encontrarse con el más encarnizado realismo. La sirvienta negra, el gato afilado, la orquídea del pelo y el tacón que falta fueron interpretados como descarados elementos de perversión e incluso fetichismo. Un desnudo que recuerda a La maja desnuda (Goya), Venus dormida (Giorgioni) y explícitamente inspirado en la Venus de Urbino (Tiziano) encolerizó a los parisinos hasta convertirse en un tratado por la liberación del cuerpo femenino del decoro impostado de la época. Ricardo Marrero Gil
3. ‘El extranjero’ (Albert Camus, 1942)
El protagonista de la primera y brevísima novela de Albert Camus es un francés argelino que regresa a su país natal a la muerte de su madre. Sin embargo, la sensación de extrañeza y la apatía le acompañan en su viaje hacia un existencialismo del absurdo, donde todo carece de sentido, hasta las contradicciones que articulan su yo interior y la vida misma. Así de bien ilustra la obra de Camus un poema homónimo de otro escritor francés:
—Dime, ¿a quién quieres más, hombre extranjero? ¿A tu padre, a tu madre, a tu hermana o a tu hermano?
—Yo no tengo ni padre, ni madre, ni hermana, ni hermano.
—¿A tus amigos?
—Usted se sirve de una palabra cuyo sentido me es hasta ahora desconocido.
—¿A tu patria?
—Ignoro en qué latitud está situada.
—¿A la belleza?
—De buen grado la amaría, diosa e inmortal.
—¿Al oro?
—Lo odio como usted odia a Dios.
—Entonces, ¿qué amas tú, extraordinario extranjero?
—Me gustan las nubes… las nubes que pasan… ahí… ahí… ¡las maravillosas nubes!
—’El extranjero’ (El esplín de París), Baudelaire
Ricardo Marrero Gil
4. ‘El nacionalismo lingüístico: una ideología destructiva’ (Juan Carlos Moreno Cabrera, 2008)
El prestigio como lingüista de Juan Carlos Moreno Cabrera está más que reconocido y justificado con las diferentes obras que ha publicado a lo largo de su carrera y El nacionalismo lingüístico es prueba de ello. Que no se engañen: el ensayo no va sobre el catalán, el vasco y el gallego y su posición frente al español en nuestro país. Bien podría, aunque eso es material suficiente para otra publicación. Aquí, el autor desgrana la postura colonial e imperialista que ha acompañado al español durante mucho tiempo, particularmente, desde la conquista de América. Un enfoque poco común y que sorprende, sobre todo, si lo que esperas es la situación en España. Mario Yanes
5. ‘Anatomía de un instante’ (Javier Cercas, 2008)
He de confesar que el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 me obsesionó, quizás demasiado, por un tiempo. No se vayan a pensar que en el mal sentido; el causante fue el documental Operación Palace, que dejó algo trastornado a mi yo de quince años. De ahí, di el salto a lo que en un inicio iba a ser una novela de Javier Cercas, pero que terminó convirtiéndose en una hilarante narración de los sucesos golpistas de aquel grupo de guardias civiles. Con radiografías de personajes claves como Adolfo Suárez, Cercas puso algo de mesura en mi cabeza y hoy, cinco años más tarde, aún sigo recordando su lectura. Mario Yanes
6. ‘Revolución Bananera’ (Arnau Griso, 2018)
Esta peculiar pareja catalana publicó su primer disco curiosamente hace un año. Doce canciones repletas de humor, sátira, crítica y algún otro mensaje que, amparados en el «buenrollismo», penetran con sus extrañas pero pegadizas letras. Intercambiar letras de una frase («todo me male sal»), inventarse medicamentos basados en viajes y Netflix o patentar el mito de la «media pera» son algunos ejemplos de los recursos utilizados por Arnau Blanch y Eric Griso. Sus canciones no dejarán a nadie indiferente sin dejar de pasárselo bien con una música alegre. Mario Yanes
7. ‘Breaking Bad’ (Vince Gilligan, 2008)
Walter White y Jessie Pinkman , protagonistas principales. Foto: Mercado Libre
Un profesor de instituto se adentra en el comercio de la droga para salvaguardar el futuro económico de su familia tras su sabida muerte por enfermedad terminal. Breaking Bad, un clásico ya de las series americanas que ronda una cuestión moral con la toma de decisiones del personaje principal: un padre de familia y un magnate del contrabando. José Manuel Pérez
8. ‘Cleo de 5 a 7’ (Agnès Varda, 1961)
Corinne Marchand interpretando a Cleo. Foto: Zoowoman
La eclosión del cine feminista en Francia tuvo sus comienzos de la mano de Agnès Varda, considerada una de las pioneras del movimiento de la Nouvelle vague. Con su película Cloe de 5 a 7 logra ir más allá en el arte cinematográfico y pone a la mujer como sujeto observador. Esto encaja dentro del concepto del vouyerismo, que tuvo mucho auge en esos años. José Manuel Pérez
9. ‘Bienal Arquitectura de Chicago’ (2019)
Hablándole al poder, Tania Bruguera (2017). Foto: Bienal Arquitectura de Chicago
Arranca mañana la Bienal Arquitectura de Chicago, un evento que reúne varias exposiciones ligadas al activismo, la conciencia ciudadana y las facetas artísticas de la construcción de las que se podrá disfrutar hasta el 5 de enero del próximo año. El proyecto aborda además una visión de futuro sobre la sostenibilidad y la transformación ecológica de las ciudades. José Manuel Pérez
