“¿Tienen que estar desnudas las mujeres para aparecer en un museo?” es la pregunta que plantearon por primera vez las Guerrilla Girls frente al MoMA en 1985. Lo hicieron con su ya característicos símbolos de identidad: las máscaras de simios y su afán de reivindicar la falta de visibilidad y reconocimiento de las mujeres en el arte. Menos de un 5% de los artistas en los museos son mujeres, pero el 85% de los desnudos son femeninos.
Las Guerrilla Girls son un grupo anónimo de artistas feministas y antirracistas. Se consideran artistas políticas y utilizan la acción y el lenguaje como herramienta creativa, ya que reivindican un feminismo interseccional de manera diferente. El anonimato es su arma; mantiene el foco en el mensaje, ya que no quieren ser mujeres con nombres y apellidos en el punto de mira, quieren representar a todo un género tras sus máscaras y, a la vez, visibilizar el anonimato y el olvido en el que se encuentran millones de mujeres en ámbitos laborales y personales. A lo largo de la historia, y especialmente en el arte o la literatura, “anónimo” en muchas ocasiones era una mujer. Las Guerrilla Girls han reinventado el concepto del anonimato para hacer de él una gran reivindicación. Ellas mismas cuentan que nadie en su entorno conoce su identidad dentro de las GG, y ni siquiera se sabe el número exacto de integrantes, pero sí que son más de 55 artistas las que han formado parte del grupo. Al no ponerles cara a las mujeres que lo forman, este se convierte en un grupo inmortal e innumerable.
Reivindicar el feminismo de forma original
Por otra parte, hablan de reinventar el feminismo: llaman la atención de todo el mundo a través de sus máscaras de gorilas. Según ellas, mediante el humor, sus mensajes irónicos y el misterio que rodea al grupo, quitan peso al viejo estereotipo que tiene el mundo sobre las feministas. Además, la máscara de gorila tiene un origen curioso: por una parte, nace por la similitud entre las palabras “guerrilla” y “gorila” en inglés; y por otra, se inspira en el personaje de King Kong como símbolo de dominio masculino. En estos últimos 30 años de activismo, se expandieron a Hollywood, la industria del cine, la cultura popular, los estereotipos de género y la corrupción en el mundo del arte. Las Guerrilla Girls no son las primeras en reivindicar los derechos de las mujeres, pero sí en hacerlo de una forma tan original y polémica con ingenio, descaro e ironía.
En uno de sus carteles más irónicos a la par que conocidos, enumeran una serie de “ventajas” que atribuyen a la condición de ser mujer artista. Entre ellas: trabajar sin la presión del éxito; tener la oportunidad de escoger entre tu carrera y la maternidad; ver tus ideas reflejadas en el trabajo de otros; estar segura de que cualquier tipo de arte que hagas será catalogado como femenino; ser incluida en versiones revisadas de la historia del arte… En general, pretendían que el arte de los museos y galerías mostrara una imagen real de la historia y del actual panorama cultural, dejando de ser un inventario de contribuciones masculinas.
Las «precursoras» del #MeToo
También fueron las primeras en acusar directamente a instituciones, coleccionistas, críticos y propietarios de galerías del desequilibrio entre sexos existente en el mundo del arte, mediante carteles y anuncios en calles, autobuses y revistas. Evidentemente los pósters acabaron por los suelos y obtuvieron respuestas violentas. Los acusaban en muchas ocasiones mencionando directamente los nombres y apellidos de los propios sujetos y los ponían en el punto de mira haciéndoles cuestionarse la poca visibilidad que daban a las mujeres. “El mundo del arte es muy pequeño. Al principio teníamos miedo de que denunciar a sus miembros más poderosos sería como mandar nuestras carreras a la basura. Queríamos enfocarnos con ciertos aspectos desde una perspectiva global, no desde nuestras obras particulares», cuentan en una entrevista para El Cultural. Este movimiento recuerda al actual “Me Too” de Hollywood en cómo se desplaza el foco de atención de las víctimas a los verdugos para que las cosas empiecen a cambiar.
Desde el año 2000, el grupo original nacido en el 85 en Nueva York ha quedado algo disuelto por el paso de los años, pero las Guerrilla Girls americanas han tenido imitadoras en varias partes del mundo, situándose los grupos más importantes y activos en Francia e Inglaterra y denominándose sus sucesoras. Uno de ellos es teatral y viaja por todos los Estados Unidos para denunciar la carencia de papeles para las actrices tanto en cine como en teatro. Los otros dos son grupos de arte visual y también denuncian la marginación de la mujer en el arte. Actualmente y 30 años después, las Guerrilla Girls son parte de la muestra permanente del MoMA, lugar en el que empezaron a denunciar el machismo en el arte, por lo que no solo consiguieron lanzar un mensaje reivindicativo mundialmente conocido, sino que además lograron colarse en el museo para quedarse.
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Estudio Primero de Periodismo y Humanidades en la Universidad Carlos III, aunque el año pasado cursé Ciencias Políticas y Sociología. Por eso, por una parte, me gusta escribir, leer o el arte; y por otra, me interesan la política y algunas causas sociales. Se podría decir que me gusta de todo un poco.