La novela epistolar Drácula, escrita por Bram Stoker en 1897, es una obra literaria que ha traspasado épocas y ha aparecido en multitud de formatos hasta la actualidad. La figura de este conde transilvano se concibe ya como un clásico en la cultura popular y el misterio que la rodea todavía logra cautivar a sus seguidores.
Pocos años después de su publicación, el libro ya había sido llevada al cine. Muchos son los directores y actores que han representado a Drácula y le han dado vida. Destacan algunos filmes como Nosferatu (1922), de F.W. Murnau; Drácula 1931, de Trod Browning; y Drácula 1958 , dirigida por Terence Fisher. A su vez, también apareció como serie en 2013, así como en cómics y videojuegos -con Castlevania como el más conocido-. Se trata de una narrativa transmedia, puesto que los argumentos que aparecen en las diferentes plataformas son independientes entre sí en cuanto a contenido. Con el paso del tiempo, el hilo argumental de la historia original ha variado, pero siempre se ha mantenido la caracterización del personaje que todos reconocemos.
El salto de la novela a series de actualidad
El vampirismo ha sido objeto de muchas producciones cinematográficas y series no tan lejanas en el tiempo. Algunas como Déjame entrar o Dexter ponen en evidencia -con tramas muy diferentes- el gusto por la sangre que sienten los protagonistas. Y es que unos litros de sangre falsa, un buen montaje y una buena interpretación pueden hacer rugir nuestras tripas del desagrado que conlleva observar dicha escena. Además, es necesario tener en cuenta que la sangre es un elemento familiar y reconocible por todos y esto aumenta la impresión desagradable por imaginar que, quizá, nosotros podríamos ser la víctima de su mordida.
Asimismo, Drácula es un buen ejemplo de cómo influye el tránsito a la convergencia mediática en los relatos. Si antes eran los medios tradicionales los que retransmitían las películas y narraciones de este vampiro, ahora los nuevos medios se unen a ellos y lo convierten en un ser mutante de su pasado. No obstante, el hecho de que los consumidores también puedan participar en la recreación de este mito hace que el enigma y el terror característicos aumenten y perduren con el paso de las generaciones. Así, cada plataforma utilizada(smartphone, videoconsola, televisión, etc.) tiene un público diferente y muy definido en edad, desde jóvenes apasionados de los clásicos del terror hasta personas más mayores que presenciaron el lanzamiento del conde a la gran pantalla. En suma, el público infantil también es incluido, con animaciones , videojuegos y demás formas de entretenimiento.
El personaje que ha sobrevivido más de 200 años
Del mismo modo, el hilo argumental varía de manera notoria en relación a la novela de Stoker. Si bien existen algunas películas que resultan fieles a la versión original, la mayoría de ellas cambia el transcurso de los acontecimientos y las circunstancias. Aparecen, por tanto, dráculas actuales (con aspecto humano , superhéroes, etc.) que no mueren al concluir la historia, así como las parodias. En cuanto a la cocreación de los fans, la transformación que ha sufrido el personaje debido al efecto multicanal de la era transmedia ha permitido el nacimiento de algunos productos derivados del fan-art, en concreto creaciones en Pinterest . La poca intervención de los seguidores en el proceso creativo preserva la esencia original de Drácula, y ello se traduce en que la mayoría de nosotros no tenemos constancia de, por ejemplo, un Drácula humorístico y transgresor , pero sí del malvado -y hasta cierto punto seductor- de las primeras etapas.
Si profundizamos en el modo de explotación comercial, podemos afirmar que Drácula se presenta como un seguro en ganancias. El fenómeno vampírico siempre ha calado en los consumidores (destaca la saga Crepúsculo en los últimos años), y al tratarse de un icono de la cultura popular su poder comercial se dispara. Por ello, las estrategias a emplear serían sencillas: producir películas fieles a la novela original pero con cada vez mejor calidad técnica y de realización, construir parques temáticos o aprovechar el interés turístico como se ha se ha realizado hasta ahora, en este caso en Rumanía. A su vez, sería crucial la aparición del personaje en franquicias culturales y marcas que generen emociones relacionadas con la superstición del mundo vampírico a través de sus productos (espejos, ataúdes, sangre, oscuridad, etc.), más aún en fechas señaladas como Halloween.
En definitiva, se trata de un estandarte de la cultura popular que ha sobrevivido a los cambios en la forma de transmitir y comunicar en los últimos 200 años. El Conde Drácula mantiene su naturaleza a pesar de las ramificaciones a las que se le ha sometido. Ya sea en la gran pantalla, en un dibujo o en una figura de plástico, podemos afirmar que el vampiro más famoso de todos los tiempos continúa -gracias a sus fans- si no vivo, “ no muerto ”.
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Soy muy práctico: todo lo que aprendo quiero plasmarlo en la vida cotidiana. Curso el doble grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual, por lo que comunicar es una de mis pasiones. Preocupado por el medio ambiente, apasionado por el arte, extrovertido por la vida… combino todo esto como puedo.