Gracias a Amaia Vielba, Andy García-Serra, Chema Arroyo,

Fernando Tinaut, Elena Arjona, Manolo Sánchez, Jorge Sarrato y Javi del Socorro

por el espacio-tiempo compartido y por la luz en sus palabras.

Abro la puerta del zaguán y piso la calle. Es una noche de octubre y hace un calor considerable. Respiro: pareciera que todos los desastres del mundo que nos dejaron se me pegan a la piel, a la cara, a los dedos. Un parpadeo lento y meto las manos en el bolsillo del peto. El entuerto climático en el que andamos metidos es un nudito en el pecho, en la garganta: siempre ahí el recuerdo de que esto, sea lo que sea, es efímero. Sentimos, latimos, cantamos siempre en la espera, inconsciente, de una catástrofe —biológica, química, física— que, de un plumazo, nos devuelva a aquel origen desconocido. Nuestra cultura forma parte de la natura: es un error, egoísta y absurdo, sentirnos entes a parte de toda esta revoltura de átomos. Todas las personas que me cruzo por la calle, grandes y chiquitas, todas están buscando su huequito, su pervivencia, entre toda esta cosa rara de fuerzas, fotones, moléculas que hemos llamado existencia. No sabemos qué es esto: pero aquí seguimos, aquí amamos, aquí alegamos, aquí compartimos. A lo mejor llamamos universo a un Show de Truman del que nunca podremos huir.

Un septiembre lagunero, inusual y sospechosamente cálido, di con ellos. Un grupo de científicos, jóvenes, que afirman que su ciencia no sirve para nada capitalizable y les parece bien: investigan por curiosidad, por hobby, por diversión, por conocer que hay más allá de las fronteras de nuestro planeta. Una curiosidad ancestral brota cuando alzamos la barbilla hacia un cielo estrellado: ¿qué? ¿por qué? ¿cómo? Vinieron a Canarias porque las condiciones aquí, para mirar los astros, son excepcionales. Aquí hicieron un nidito, aquí trabajan, estudian y crean conocimiento. Físicos o matemáticos, todos astrofísicos eso sí (o casi) que dedican su vida a la investigación académica en el Instituto de Astrofísica de Canarias. Este es el relato de las personas —bellísimas— detrás de los datos, de los telescopios, de los gráficos:

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El pequeño telescopio Tizon: lo usamos para astrofotgrafia en el IAC y está en el observatorio del Teide. De fondo el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Foto de Fernando Tinaut

¿Cuándo fue la primera vez que miraron al cielo y sintieron que ahí había un relato que querían conocer? 

Fernando: «En 4º de la ESO, en un proyecto de iniciación a la investigación sobre astrofotografía en la montaña. Estuvimos haciendo fotos con telescopios amateurs y cámaras, usamos los telescopios de Sierra Nevada y luego hicimos un pequeño póster que presentamos a un congreso. En esa salida, con aquellos telescopios, me di cuenta que quería ser astrofísico». 

Elena: «Yo pasaba mucho tiempo con mi abuelo y a él le gustaba tenderse en el porche a mirar el cielo. Siempre me decía de dónde venía y a dónde iba cada avión jaja se lo inventaba y me hablaba también de las constelaciones. En 4º de la ESO vinimos a Tenerife de viaje de fin de curso y un guía nos explicó las constelaciones desde el Teide y decidí que quería dedicarme a esto». 

«Estamos investigando en organismos públicos, cobramos de lo que trabaja la gente, así que tenemos una deuda: debería preocuparnos que a la gente le guste y le atraiga la ciencia»

Chema Arroyo

¿Para qué sirve la astrofísica? 

Chema: «La verdad es que uso directo como bien o producto de consumo no tiene. Creo que sería egoísta juzgar así a la ciencia, porque el 90% de las cosas que producimos en el mundo no tiene ningún uso directo sobre las personas: se genera algo y se consume porque la gente necesita entretenimiento. Realmente, desde la ciencia sí que se genera un producto: el conocimiento. Si eso no interesa, no se considera entretenimiento así que no sale en las revistas ni en la tele, no se consume y, aunque se esté creando, deja de producir interés. La especulación es de lo que más dinero mueve en el mundo y lo que hace es antiproducir. Yo creo que el conocimiento que se genera es suficiente para justificar la existencia de la astrofísica». 

Andy: «El reto final es conocer el origen y saber cómo se ha formado todo (investigamos por eso además de porque es divertido). En ese proceso de lograrlo desarrollamos herramientas y tecnologías que se pueden utilizar en el día a día, por ejemplo en salud o en otro tipo de industrias que suponen un progreso muy importante y útil para la sociedad. Lo conseguimos de forma indirecta pero tienen un impacto muy grande». 

Javi: «En la carrera espacial entre Rusia y Estados Unidos se gastó muchísimo dinero. El avance tecnológico y en telecomunicaciones generó 5 veces más ingresos del dinero que se gastó. Al final, es un avance tecnológico que hacemos en unas cosas y que luego sirve para otras». 

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El cielo en el Roque de los Muchachos, La Palma. Se ve el cielo reflejado sobre un telescopio montura Cherenkov, el LST-1, y la Vía Láctea. Foto de Andy García-Serra

Ciencia y comunicación: un matrimonio conflictivo

¿De qué sirven tantas horas invertidas en generar conocimiento que no llega a la población? ¿Cómo podemos saltar esa barrera de la comunicación? 

Manolo: «Yo ahí tengo un dilema. Creo que aunque no llegue a la gente puede servir. Si Fernando y su grupo descubren que un asteroide va a atacarnos y logramos desviarlo, sin que nadie se entere, sí que sirve para algo. A nivel personal, me parece muy importante el hecho de que el conocimiento que produces pueda permear en toda la sociedad independientemente de su nivel de estudios». 

Andy: «Yo creo que sí que ha habido mucho esfuerzos históricamente por hacer divulgación y de acercar la ciencia y los resultados científicos a la sociedad. Al final, el conocimiento que tenemos nosotros es la capacidad de poder llegar a unos resultados, y yo creo que cualquier persona puede entender esos resultados y aceptarlos. La labor científica está en ese paso previo a “llegar a una conclusión”, nos encargamos de resolver en sí el problema: por qué una galaxia se forma así o cómo se creó todo el universo». 

¿A la gente no le interesa la ciencia? 

Elena: «No lo creo, lo que pasa es que hay una sobreinformación enorme. No creo que a la gente no le interese sino que a veces no hay tiempo, no hay medios ni espacio dentro de la precariedad para ver qué es lo que nos interesa conocer. Más que falta de interés es un fallo en cómo está todo estructurado». 

Chema: «Estoy de acuerdo con Elena pero también es verdad hay muchos temas que a la gente interesan más que la ciencia, como la pseudociencia. En este sentido, hay que hacer autocrítica. Nosotros como científicos somos los encargados de hablar sobre ciencia y no estamos solo para contárnoslo entre nosotros. No se pone interés en hacerla interesante a la población general. Estamos investigando en organismos públicos, cobramos de lo que trabaja la gente, así que tenemos una deuda: debería preocuparnos que a la gente le guste y le atraiga la ciencia». 

Jorge: «Hay que encontrar un equilibrio entre vender bien la ciencia y venderla de forma honesta. Si a mis padres les cuento que he encontrado una galaxia en la que la masa está distribuida más uniformemente que en el resto de galaxias que tiende a estar más en el centro, pues les dará igual. Si a un niño, o a cualquiera, le enseñas una lente gravitacional que a partir de un puntito salen formas super interesantes pues eso sí es más atractivo. Hay que elegir qué parte de la ciencia vamos a contar». 

¿Qué tal se llevan la ciencia y el capitalismo? 

Manolo: «La ciencia existe o surge a la vez que el capitalismo. La ciencia estandarizada como sistema de producción de conocimiento surge como ente propio con el capitalismo que conocemos. No digo que esté inequívocamente ligado, la ciencia existiría sin el capitalismo».

Fernando: «Los agricultores llevan toda la vida haciendo ciencia, aunque de otra manera. Ensayo-error. El avance del conocimiento no va ligado al progreso capitalista, pero en nuestro contexto así ha sido». 

Elena: «Hay muchas ciencias que se llevan muy bien porque dan mucho dinero, como la física nuclear que está muy relacionada con las guerras. La ciencia se volvió sistemática con el capitalismo, porque el capitalismo lo ha sistematizado todo. Pero eso no hace que lo que había antes fuese menos ciencia. Había gente que no ganaba dinero con la ciencia, como con muchas otras cosas. La gente que tenía dinero podía dedicar tiempo a la ciencia porque les daba igual». 

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Amanecer desde el Teide. Una luna nueva, con su luz ceniciente, y Venus sobre la isla de Gran Canaria que flota en el mar. Foto de Fernando Tinaut

Después de los los límites del conocimiento humano: Interstellar y la ficción

¿Qué es el universo?

Chema: «El universo son todas las cosas que hay». 

Manolo: «No lo podemos definir. No podremos ver nunca el universo porque nunca vamos a salirnos de él. Aunque sea verdad, no creo que la definición de Chema deje satisfecho a nadie». 

Andy: «Creo que en este tipo de preguntas también hay cierta curiosidad de la que surge, en última instancia, el conocimiento en ciencia. Investigamos para poder desarrollar teorías, que no son otra cosa que historias que elaboramos para poder explicar lo que ha pasado y esos relatos pueden ser igual de interesantes que una película de los Avengers, sabes. Creo que la sociedad tiene tanto income que lo que quieren es llegar al final del día y no tener que pensar cómo funciona el universo, sino poner la tele y ver quién se ha casado hoy, porque es una historia divertida que genera distracción. A veces es fácil, para impresionar o entretener, buscar esa mística que hay detrás de: hasta aquí llega nuestro conocimiento y a partir de aquí están todas estas dimensiones y teorías que no tienen por qué ser mentira o verdad. E igual esto es lo que a la gente le interesa, saber que existe una teoría que explica que todo es una simulación y que es bastante estable matemáticamente. Y no estás dejando de hablar de ciencia».

Chema: «Antes hablábamos de que los científicos no sabemos hacer interesantes las cosas y ahora nos han preguntado qué es el universo y nuestra respuesta unánime ha sido: «lo que hay». Podíamos haber hablado del Big Bang, de un tiempo en que se originó todo, de vacíos cósmicos, de filamentos cósmicos: un montón de cosas que son interesantes pero cuando hemos tenido la oportunidad de decir cosas que sabemos, solo hemos dicho “lo que hay”. Es verdad que son conceptos que, desde la comunidad científica, no entendemos bien pero tampoco hace falta entenderlos perfectamente para comunicarlos a nivel divulgativo. Nosotros esperamos a esta pregunta una respuesta concisa y clara: cómo no la tenemos, no la damos. Es verdad que hablando del Big Bang no respondo a la cuestión de “qué es el universo” pero no estaría mintiendo tampoco. Ustedes creen que el objetivo de la astrofísica o de la ciencia es explicar el universo. Yo creo más bien que el objetivo es generar un modelo que describa cómo se comporta el universo hasta el nivel en el que estamos interesados en ese momento. De cara a la divulgación, sería interesante ser más filosóficos y especular un poco sobre estas teorías». 

¿Qué tan lejos estamos de la estantería de Interstellar? ¿Qué hay de verdad y de ficción?

Jorge: «Lo de la estantería lo metieron ahí porque es el único sitio en el que sería correcto meterlo. Ahí no sabemos qué pasa así que nos lo inventamos. No es que se sepa que desde dentro de un agujero negro se pueda hacer eso con el tiempo, sino que es el único sitio en el que no sabemos que no se puede hacer. También puede ser que dentro de un agujero negro haya un mundo con unicornios. Es que no lo sabemos. Es inobservable desde fuera». 

Manolo: «Un agujero negro es una concentración de masa tan grande que ni siquiera la luz puede escaparse de ella. Una zona del espacio se queda negra porque la luz no es lo suficientemente rápida para escapar de ahí. La gravedad es una fuerza que atrae a todos los cuerpos entre sí en el universo: dentro de un agujero negro es tan fuerte que ni la luz escapa. Cuando tu vas a un agujero negro hay una diferencia tan grande de fuerza entre tus pies y tu cabeza que te estiras y te mueres. Pero como no sale la luz, no lo podemos ver desde fuera y saberlo con certeza». 

Andy: «La única forma que tenemos de conseguir información es a través de la luz. Si la luz pudiera salir, podríamos sacar esa información. Pero una vez pasas el horizonte de sucesos, que es el punto en el que ya no puede salir la luz, no podemos saber nada. La persona que entra en ese momento podría entenderlo, si no se deshace vivo, pero no podría sacarlo fuera. Entonces, se puede especular todo lo que queramos. O sea que lo que pasa en Interstellar puede ser verdad o puede ser la salida del plató de televisión de El Show de Truman». 

Fernando: «Otra cosa que sale en Interstellar y que es muy interesante es el inminente colapso de la Tierra. La agricultura intensiva está quitando los nutrientes del suelo y haciendo que el suelo cada vez esté más seco y con menos alimentos para las plantas, más estéril. Necesitamos fertilizantes que requieren mucha energía que también está escaseando. Otro problema es la cantidad de agua. Por ejemplo, en mi pueblo en Granada, este verano y el anterior tuvimos restricciones sobre el uso de agua. Este verano solo teníamos agua corriente de 2 a 6 de la tarde, para ducharse o para cualquier cosa. Si faltaba agua en casa pues había que bajar al pozo del pueblo de abajo que todavía tenían agua. Esto ya ha pasado entre 50-60 municipios de Andalucía e irá en aumento. Y sigue sin llover en mi pueblo. Para cultivar, dejamos el suelo limpio de malas hierbas, y las malas hierbas básicamente sujetan el suelo. En Interstellar pasa eso al principio de la película, se levantan nubes de polvo porque el suelo está suelto, seco, estéril y nada puede crecer ahí para que lo sujete». 

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Amanecer con el telescopio óptico más grande del mundo, el Gran Telescopio de Canarias (GTC) en el observatorio del Roque de los Muchachos, La Palma. Foto de Fernando Tinaut

Sobre el presente y el futuro de la ciencia

¿Cómo ven el futuro? Como especie, como planeta y como jóvenes científicos que son. 

Manolo: «Yo creo que en unos años todo lo que estamos haciendo con los ordenadores no va a servir para nada porque no vamos a poder guardarlo en ningún sitio. Todos los discos duros van a desaparecer». 

Andy: «Hoy tuvimos un seminario de física solar y hablamos sobre vientos y tormentas solares. Es un factor interesante la verdad. La última tormenta solar fue en 1859 y en ese momento a nivel electrónico no estábamos en el mismo punto que ahora. Si pasara hoy en día provocaría problemas muy serios con la tecnología. Un campo magnético atacaría la Tierra de forma muy potente que podría estropear muchos sistemas informáticos. Lo interesante es que esto no es algo que haya creado el ser humano porque estamos jodiendo el planeta, sino que es ajeno a nosotros, es algo que está ahí». 

Elena: «No se trata de esperar a que todo se vaya a la mierda. Esto se está yendo a la mierda escalonadamente. Quién lo va a sentir más son los que no tienen dinero. Hasta que no llegue a la gente que tiene poder no se va a hacer nada, pero no porque de repente sea terrible, porque para los demás ya lo estaba siendo. Primero lo van a notar las personas que no tienen ni poder ni recursos ni pueden hacer nada y a nadie le va a importar». 

Fernando: «Yo me pregunto, ¿cuándo va a ser más importante el bienestar futuro que obtener beneficios en el presente? Igual cuando ya no haya beneficio, cuando ya no crezcan las plantas». 

¿Cómo ven las posibilidades de dedicarse a la investigación científica en España? ¿Cómo es ser joven doctorando? 

Jorge: «No es solo España, aunque es verdad que debería destinarse más presupuesto a I+D. Es verdad que aquí está complicado conseguir financiación para hacer un doctorado pero es verdad que si sacas buena nota y demás, pues yo he conseguido estar cobrando un sueldo por investigar. La cosa es, de forma generalizada en Europa, en algún momento alguien o alguna organización decidió «vale pues los científicos no van a tener un trabajo estable hasta que tengan más de 40 años». Tenemos que hacer cuatro años en este país, luego dos años a este otro, luego dos más a este otro, y luego otros dos a otro más: y, a lo mejor después de diez años, volvemos a nuestro país y conseguimos un puesto de trabajo. Y no hay otra opción. Si quieres dedicarte a la ciencia de forma continuada, te esperan muchísimas mudanzas y complicaciones que yo veo absurdas. A lo mejor, cuando acabe el doctorado quiero quedarme aquí y establecerme en una ciudad, hacer mi vida, y renuncio a la investigación, no lo sé». 

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IAC80, un telescopio del observatorio del Teide. Foto de Fernando Tinaut

¿Cómo es un día investigando el cielo?

Elena: «Yo trabajo con simulaciones y los datos de esas simulaciones no me caben en mi portátil. Mis simulaciones son sobre galaxias, entonces tengo datos sobre la posición de las estrellas, la velocidad, la luminosidad, la posición del gas, los elementos que tiene ese gas, etc. Sé dónde está cada cosa, sé cómo se mueve, sé que forma tiene y juego con todo eso. Tengo también agujeros negros y puedo estudiar su influencia en galaxias pequeñas. Yo puedo hacer lo que quiera con las simulaciones: tengo las mismas galaxias con y sin agujeros negros entonces puedo pensar “oye pues igual el agujero negro ha influido en algo”. Lo quito y lo pongo, roto las galaxias y las miro desde donde quiera».

«Investigamos para poder desarrollar teorías, que no son otra cosa que historias que elaboramos para poder explicar lo que ha pasado y esos relatos pueden ser igual de interesantes que una película de los Avengers, sabes».

Andy García-Serra

¿Qué deberíamos pensar la próxima vez que miremos al cielo?

Fernando: «A mí siempre me gusta plantear a la gente, ¿hacia dónde se mueve la tierra?» 

Elena: «Cuando miras al cielo durante 1 o 2 horas, te das cuenta de que el cielo rota. Yo siempre le digo a la gente que recuerde un punto y dentro de dos horas lo buscamos y así comprobamos que el cielo gira. Me gusta también recalcar la importancia que tiene la Estrella Polar que es el único punto que no se mueve y que señala el norte, es alucinante y super útil para orientarse». 

Manolo: «A mí me gusta contar que todo lo que vemos en el cielo está aquí al lado y que todas las estrellas que vemos están en nuestra galaxia, aquí cerca. Todas las historias estas de que las estrellas que vemos están muertas, son mentira. Las estrellas viven muchísimo tiempo». 

Amaia: «Cuando miras a una estrella, el mínimo tiempo que tarda en llegar la luz de la estrella hasta nosotros son 4 años, entonces me gusta pensar estoy viendo esta luz emitida hace x años, ¿dónde estaba yo hace esos años?»

Andy: «El cielo que ves cada noche es único, ya no a nivel climático que también, sino es único porque puede haber una supernova o un evento que ayer o mañana no va a estar». 

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Una visual del observatorio del Teide con Tizon en primer plano, Artemis de la colaboración SPECULOOS detrás y la pirámide solar al fondo. En el cielo está el cometa NEOWISE C/2020 F3 con sus dos colas. También hay una traza del satélite Iridium. Foto de Fernando Tinaut

La astrofísica: la más romántica de las ciencias

¿Creen que en algún momento se podrá demostrar que las cosas que pasan en el cielo influyen en nuestro carácter o en nuestra personalidad?

Chema: «Uno de los problemas que tenemos en la astrofísica es que casi casi lo único que podemos estudiar son los fotones que nos llegan. Es lo único con lo que puede influir una estrella en ti, con los fotones que manda. Si se encontrase algo más, bienvenido porque será una nueva forma de estudiar y aprender sobre el universo. Pensar que la manera en que esos fotones se chocan contigo te va a afectar de alguna forma es lo mismo que pensar que si alguien te da con un láser, aunque no te enteres de que te están dando con un láser, te va a afectar. A día de hoy, no se sabe. Ojalá se encontrara algo, sería muy interesante». 

Andy: «Se supone que el horóscopo es una banda en la eclíptica, que es un plano que corta la tierra, en la que están todas las constelaciones. El día en el que tu naces se supone que el Sol ha salido por esa constelación, pero es mentira. Es la constelación del día que naciste si hubieras nacido en el año 1000 y poco, porque se originó en ese año. Si yo miro por dónde nació el Sol en marzo del 98 pues igual salió por aries, y yo soy piscis. La luz del sol tarda 8 minutos, si nací a las 00:08 no sería piscis. Incluso si fuera real que esas constelaciones nos influyen, estarían mal definidas». 

Manolo: «Los primeros humanos que había en la tierra ni siquiera veían las mismas constelaciones que vemos nosotros, porque las estrellas se mueven. Entonces tú ves la Osa Mayor como si fuera un carro pero hace 45.000 mil años a lo mejor era una osa de verdad». 

Fernando: «Mi tío siempre dijo que las plantas que crecen pa’arriba hay que plantarlas en luna llena y las plantas que crecen pa’ abajo hay que plantarlas en luna nueva. Esto se podría pensar que es una historieta pero realmente tiene fundamento: están recibiendo más cantidad de luz durante la noche en luna llena y las plantas que crecen arriba tienen doble cantidad de luz y tienen doble ciclo de crecimiento, crecerán más y pelearán mejor contra las malas hierbas etc». 

Jorge: «En el momento en que se definió el zodiaco había 12 constelaciones que estaban alineadas con esa eclíptica. Ahora hay una desalineación que hace que haya una treceava constelación que también está metida en ese plano que es la de ofiuco. Lo único que nos llega del cielo son fotones, sean de la Luna o de las estrellas, pero si tu estás encerrado a oscuras en una habitación, no te va a influir que haya luna llena». 

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Quiénes hacen la astrofísica. Foto de Fernando Tinaut

¿Qué es lo más interesante que se está investigando en astrofísica?

Javi: «A mí me gusta mucho, algo más especulativo, el origen del universo. Me flipa la teoría de colisión de dos branas, que son como universos vacíos hechos solo de campos de Higgs, y de eso se forma la materia. Es especulación. La astrofísica es la rama de la ciencia que más divulgación tiene porque hay muchas cosas que no se saben y eso atrae». 

Fernando: «En mi área, estamos llegando a los asteroides, extrayendo muestras, tocándolos. Ahora mismo, no se han publicado los resultados, pero están todas las herramientas puestas para saber, al fin, de qué están compuestos. Se supone que son los restos de la formación de los planetas, entonces no deberían parecerse a la corteza terrestre ni a la de los otros porque no han sufrido los mismos procesos. Entonces un asteroide es esa materia primigenia, originaria, que generó todos los planetas de nuestra galaxia y de otras que haya por ahí fuera». 

Elena: «A mí lo que más me interesa es la gravedad y la teoría de la relatividad general. Entre tú y yo hay unos fotones que van directos y, si hay masa, se empuja el espacio hacia abajo. Un rayo viene por tu izquierda y otro por la derecha, uno de los dos está más cerca de una masa pues ese va a salir deforme. También me parece alucinante saber que el gas cuando está frío forma estrella y cuando se calienta no, y me parece increíble saber por qué eso pasa». 

Manolo: «Antes decíamos que solo podemos interpretar la información que nos llega en forma de fotones, y hace poquito hemos empezado a recibir información en forma de gravedad. La luz es una onda que se transporta por el espacio y nos llega, pero la gravedad también crea ondas cuando hay eventos muy catastróficos, y muy locos. Es una cosa que estamos empezando a poder ver ahora y que nos va a dar un montón de información nueva, si no nos extinguimos antes jajaja no solo podremos verlo, sino también sentirlo». 

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Nunca pude elegir entre ciencias y letras: por eso hice las dos. Hubo un tiempo en el que creí cambiar Periodismo por Medicina. Ahora creo que sin las palabras no se cura. Me gusta caminar, leer en la calle y hablar de política. Danzad, danzad o estaréis perdidos.


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