La poesía, a veces, es difícil de entender. Es usual que la terminología empleada no se corresponda con nuestro tiempo, o que el uso de determinadas palabras pertenezca a un espacio geográfico diferente al nuestro. Pero, en otras ocasiones, lo no comprendemos es qué ha motivado al poeta para escribir las estrofas que leemos. Un desamor, pero ¿cuál? En Vetas profundas (Editorial Tusquets, 2019), el escritor Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) comenta una selección de 40 poemas alejados de lo académico para lograr llegar a entender el contexto que hizo que el autor plasmase sus sentimientos en un poema.

Vetas profundas no es una antología al uso. No solo porque las notas del autor no son comentarios para analizar las composiciones desde una perspectiva lingüística, sino porque la selección de las mismas no se corresponden con un determinado estilo literario o con una época concreta. Y de esta forma, Fernando Aramburu lo advierte en la nota preliminar del propio libro. Tras ella, los poemas se suceden, en cascada, desde autores tan dispares como Fray Luis de León o Alejandra Pizarnik.

Profundos análisis

Lo realmente atractivo del libro son las cuatro páginas, escritas por Aramburu, que acompañan cada poema. Desde su experiencia personal con el autor o la situación en la que el escritor vasco leyó el poema por primera vez, suelen ser la introducción a los análisis, que se van sucediendo con una magistral redacción y sensibilidad que apabulla (en el buen sentido, por supuesto) a cualquier lector.

La claridad y el sosiego con la que Aramburu desengrana cada verso se mezcla con la emoción que emana de cada poema, lo que provoca que los sentimientos se multipliquen hasta el límite que cada uno quiera o pueda asumir. En muchas ocasiones, es necesaria una pausa para asimilar la dureza que destila alguna composición poética; eso sí, endulzada por la pluma del autor donostiarra que matiza, con gran acierto, el significado crucial de muchas palabras.

Homenaje poético

Fernando Aramburu, con esta antología, consigue rendir homenaje a autores tan clásicos como Pablo Neruda, Jaime Gil de Biedma o Luis de Góngora de una forma tan singular que es capaz de atraer hasta aquel que niega, como lectura habitual, a la poesía.

Vetas profundas no es un libro que haya que devorar en un corto espacio de tiempo. Al contrario, cada poema, con su respectivo análisis, debe ser comprendido como píldora que te permite viajar y situarte entre las palabras del mismo. Aramburu logra que te plantes justo enfrente de la chaqueta que describe Rafael Morales, o que sientas la sensación de ser poema, como siempre quiso Gil de Biedma.

Los «viajes» hay que hacerlos con moderación, pues pueden desgastar a uno mismo por el cúmulo de sensaciones que se agolpan, sensaciones que estaban esperando tras el cristal que separa la poesía de la realidad y que no siempre lograban escapar todas. Para eso, Fernando Aramburu rompe ese vidrio para que se aviven y escabullan, aunque no siempre a la misma velocidad. El sentimiento de perder a un ser querido nunca es bien recibido, pero conocer la historia de Elegía a una hermana, de Francisco Javier Irazoki, puede estallar a escasos centímetros sin querer esperarlo. Ahí llega el momento de asomarse a la ventana y recibir el soplo de aire fresco que ordenará las sensaciones.

Atrapa a cualquier lector

La poesía, de por sí y en general, puede ser muy potente. Logra captar y sentar la mente, además de evocar múltiples emociones. Pero no siempre es capaz de transmitir a todo el mundo. O quizás es porque la poesía tiene que llegar al lector en un preciso y concreto momento vital y todavía no ha llegado.

Pero Vetas profundas es diferente. Fernando Aramburu construye una guía fácil, alejada de academicismos (que a más de uno nos ha ahuyentado en algún momento), para cualquier lector, ya sea amante de la poesía, ocasional consumidor de ella o recién llegado a su mundo.

Siempre es un buen momento para leer poesía

La calidad literaria que atesora Fernando Aramburu es incuestionable, y así lo confirma su trayectoria. Pero su calidad humana, demostrada en esta antología en la que también aprovecha para reflexionar sobre los asuntos humanos, es de un calibre que solo Vetas profundas es capaz de evidenciar.

Ahora que está finalizando el verano, es un buen momento para leerla, relajados en cualquier sitio propio de unas vacaciones. Pero si ya se está inmiscuido en la rutina, alejado de la ola que bañaba los pies de Rosalía de Castro, quizás es mejor momento para aislarse y emprender, junto al escritor vasco, un viaje sobre lo meramente humano: nuestros sentimientos y emociones, muchas veces apartados por la mecanización de nuestras vidas.

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Estudio Ciencias Políticas y Sociología en la UC3M y combino mi pasión por los fenómenos políticos y sociales con la cultura, elementos indisociables de una misma y compleja realidad. Desde pequeño me ha encantado escribir y lo utilizo como manera de evasión y difusión.


Un comentario en «Píldoras poéticas en ‘Vetas profundas’»

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