Dinamarca apuesta por la transición ecológica. En su huida del bullicio y los gases que tiñen de gris y marrón por donde pasan, Copenhague impulsa la puesta en alquiler de parcelas para convertirlas en espacios residenciales en los que, a la larga, sea posible el asentamiento permanente de sus habitantes.
El cambio
Una de las prioridades para el futuro es la mejora del metabolismo urbano, no solo desde el punto de vista ecológico, sino social. Jardines y huertos comunitarios son la base de dicho proceso cuyo objetivo final es el aumento de la calidad de vida. La recuperación de los ciclos naturales gira en torno a la implantación de diferentes variedades de plantas y cultivos que, poco a poco, orienten a las sociedades hacia una mirada más verde y sostenible frente a los artificiales estilos de vida que reinan en el mundo de consumo.
En el caso de los huertos comunitarios, estos suponen una vía de escape a los procesos de importación. Aparecen así la labor vecinal y la reducción de actividades perjudiciales para el medioambiente derivadas de un método de sustentación agrícola dependiente del exterior.
Nuevos horizontes
Como ya mencionamos antes, los jardines coloniales son toda una innovación en el sector ecológico. No hablamos ya de huertos en núcleos poblacionales, sino de viviendas insertas en un terreno virgen. En Copenhague el plan vigente se fundamenta en la compra de cabañas y el arrendamiento de terrenos en los que predominan especies perennes y frutales. Al contrario de lo que se pudiera pensar, adquirir un hogar de estas características no es sencillo, pues cuenta con una demanda elevada debido a su localización entornos urbanos y semiurbanos.
La situación en España
A nivel nacional, las normas municipales han acarreado consecuencias polémicas entre los vecinos en cuanto a la gestión de los espacios verdes de las localidades. La aplicación estandarizada de los cuidados y mantenimientos de parques y jardines impide que se tengan en cuenta las particularidades de cada municipio.
Por tanto, es importante valorar la descentralización de dichas gestiones y ahondar en las necesidades de cada lugar. Este sería el primer paso para poder invertir, en un futuro, en jardines residenciales como los de Dinamarca y que sean asequibles, tanto en precio como en situación geográfica.
Cualquier tipo de apoyo al incremento de zonas con vegetación tiene ventajas como la educación ambiental o la ayuda a los colectivos desfavorecidos. A su vez, contar con determinadas especies puede mejorar de manera notable la calidad de vida de los ciudadanos. Un ejemplo son los árboles de hoja perenne -como mencionábamos-, que proporcionan sombra en el verano y resguardo del gélido viento invernal en las zonas con climas continentalizados.
Soy muy práctico: todo lo que aprendo quiero plasmarlo en la vida cotidiana. Curso el doble grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual, por lo que comunicar es una de mis pasiones. Preocupado por el medio ambiente, apasionado por el arte, extrovertido por la vida… combino todo esto como puedo.