“Antes era azul maya. Tenía un arquitrabado elegante y clásico. Tenía visitas frecuentes y cada dos años recibía varias manos de pintura, para no perder ni una pizca de color. Ahora hay muchos como yo, más jóvenes, todos iguales. La misma posición, los mismos materiales. Millones de hermanos gemelos. Supongo que no faltará mucho para que me derriben o para pasar desapercibida a la vuelta de la esquina, entre maleza y grafiti. Hasta que esto ocurra, prometo seguir contando mi historia”.
tESTimonio de un caserío del siglo pasado.
Nuestra concepción de la realidad siembra sus semillas en el conflicto filosófico de mente y cuerpo. Esto resulta repetitivo, pero es la base para entender lo que se pretende explicar aquí. De este modo, todo lo que existe lleva consigo una definición, un significado, y es aquí donde entra en juego la paridad entre el entramado arquitectónico y la percepción literaria de este; entre el espacio tridimensional y el de la vida.
Si leemos “ciudad”, en la mente aparecen edificios, calles, coches y carreteras Basta con aludir al párrafo anterior para percibir las historias que las paredes y el asfalto nos relatarían con gusto si pudieran hablar. Y es que la urbanización de los espacios opera como un individuo que retoma la lectura de un libro años después de su adquisición, y descubre ideas y dobles significados que hasta ahora desconocía. Las casas que surgen alrededor de las más longevas despiertan nuevas sensaciones en el imaginario de las ciudades y dejan atrás el primitivo acto de construir solo para habitar y encontrar un refugio.
Muchas son las obras literarias que atribuyen buena parte de su historia a la importancia del espacio urbano. En esta línea paralela entre cemento y tinta residen relatos como La metamorfosis, de Kafka o El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, de Robert Louis Stevensson. Analicemos de forma breve sendos casos:
En La metamorfosis encontramos la angustia, la claustrofobia y el rechazo familiar. La mera descripción de una habitación caracteriza a los personajes y pone de manifiesto los conflictos del hombre que un día despertó convertido en insecto.
Otra situación es la del El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, donde el espacio, lejos de ser cerrado, produce sensación de desconcierto e incluso misterio por su amplitud.
Queda claro que uno de los grandes cambios que la mano del hombre ha puesto en marcha para modificar el mundo es la industria de la construcción, con o sin motivos artísticos de por medio. Ahora, cuando este sector de la producción se alía con el saber y el gusto literario, hablamos de una de las pocas maneras que tenemos de describirnos a lo largo de los tiempos, sin perder un solo detalle de lo que se ha contado. Y es que tanto ladrillo como tinta siguen siendo herramientas irremplazables para dejar constancia de lo vivido.
Soy muy práctico: todo lo que aprendo quiero plasmarlo en la vida cotidiana. Curso el doble grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual, por lo que comunicar es una de mis pasiones. Preocupado por el medio ambiente, apasionado por el arte, extrovertido por la vida… combino todo esto como puedo.