La reserva de derechos exclusivos para los hombres también se manifiesta en el ecosistema de la cultura. Con la llegada de los nuevos sistemas de comunicación, la cultura ha adquirido un carácter digital en el que se plasma con claridad la diferencia entre las posibilidades que otorga a varones y las que tienen las mujeres.
Brecha digital
Hablamos de brecha digital para referirnos a la disyuntiva entre las personas que conocen y tienen acceso a Internet y las que no. Dentro de esta, encontramos también un factor que alude al género. Esto es, las mujeres tienen, por norma general, menos oportunidades de acceso y uso de las TIC (Técnicas de Información y Comunicación) en la mayoría de países que los hombres. Detrás de este dato encontramos un contexto socioeconómico que lo agrava aún más, en el que intervienen el estrato social, el nivel de renta y los recursos disponibles para cada individuo.
Brecha cultural
La vida del ser humano ha estado masculinizada durante toda la historia. El arte, el conocimiento, la ciencias o las humanidades no son una excepción. Un ejemplo esclarecedor son los museos, pues la mayoría de las obras que apreciamos están firmadas por varones. Así, de un tiempo a esta parte -y como mencionábamos antes- las mujeres comienzan a hacer uso de las nuevas tecnologías para empoderarse y dar una voz mucho más potente a la lucha feminista. Organizar y promover la asistencia física a eventos o huelgas, crear conciencia y educar a la gente que desconoce las bases del feminismo o denunciar todo tipo de conductas machistas son solo algunas de las iniciativas que les han ofrecido las redes sociales y los nuevos dispositivos y plataformas.
A nivel nacional
En España existe el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, promovido por el Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad. En sus ejes temáticos aparece el de cultura, en el que se da cabida al festival Ellas Crean, un evento que tiene lugar durante el mes de marzo en el que se suceden todo tipo de actividades (música, danza, poesía, etc.) con ellas como protagonistas. Se trata de un ejemplo más de igualdad cultural dinamizada mediante Internet con un carácter institucional. Es decir, una versión más formal, pero con el mismo impacto que el que se crea en las redes sociales.
Los objetivos que se persiguen para corregir la brecha cultural de género son la plena inclusión de la mujer en el ámbito laboral y educativo, la erradicación de la brecha salarial y el protagonismo como creadora de significado: partícipe del desarrollo ciudadano y de la crítica.
El aporte incalculable del feminismo en la cultura parece haber llegado para quedarse. No obstante, a la hora de ahondar en los porqués de las crisis estatales, los declives o las adversidades que afrontan los países, ellas suelen ser, en mayor o menor medida, el colectivo más afectado. Esta contradicción es un verdadero lastre de la revolución feminista y nos permite definir los errores estructurales de las sociedades modernas.
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Soy muy práctico: todo lo que aprendo quiero plasmarlo en la vida cotidiana. Curso el doble grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual, por lo que comunicar es una de mis pasiones. Preocupado por el medio ambiente, apasionado por el arte, extrovertido por la vida… combino todo esto como puedo.