La saga Crepúsculo (2008) supuso un fenómeno generacional que cambiaría para siempre la vida de miles de adolescentes. Y no precisamente para bien. Su representación del amor es, cuanto menos, dudosa. ¿Cómo aprender a querer bien después de aquello?
La saga Crepúsculo (2008) supuso un fenómeno generacional que cambiaría para siempre la vida de miles de adolescentes. Y no precisamente para bien. Su representación del amor es, cuanto menos, dudosa. ¿Cómo aprender a querer bien después de aquello?