Hace prácticamente ocho años, El Canto del Loco anunciaba su separación definitiva. No era el inicio de las carreras en solitario de dos de sus componentes, Dani Martín y David Otero, pues ya habían publicado trabajos individuales. Pero sí la confimación de que la banda icónica del pop-rock español de la primera década del siglo XXI había puesto su punto y final. Hoy, en su aniversario de cumpleaños, hacemos un recorrido por la trayectoria de su cara más visible, Martín, que ha sido, más bien, una montaña rusa repleta de verdad.

Que el vocalista emblema de lo gamberro y de la chulería comenzase con una canción lenta, alejada de lo que venía acostumbrando con su grupo, y rompedora, era todo una declaración de intenciones. 16 añitos, en 2010, se convertía en su primer sencillo en solitario, con una profundidad transgresora distante de los altos ritmos pero con un hilo suave que sostenía la canción.

Su primer disco como cantante estaba atravesado por un hecho personal que era inevitable que no se viese reflejado en su trabajo. La trágica e inesperada pérdida de su hermana inspiró Mi lamento, el mejor homenaje que Dani Martín podía hacerle: llevarla siempre dentro y musicalizando sus sentimientos.

La sensibilidad como bandera

Un disco íntimo, Pequeño (tal y como lo llamaban a él en su grupo de amigos), en el que se despojó de la apariencia de tipo duro y (podría decirse) superficial. Se empeñó en mostrar que su fuerte, su arma, era la sensibilidad («que ser sensible es el arma que da la verdad aunque duela por dentro»). El Dani Martín al que habíamos visto en El Canto del Loco se había esfumado.

Su siguiente trabajo, Dani Martín (2013) fue su consolidación como artista en solitario. A pesar de que siguió siendo un disco íntimo, sus melodías comenzaron a parecerse más a los ritmos del que había sido su grupo. Cero y Qué bonita la vida también se han convertido en sus canciones de referencia, pero el disco va mucho más allá. Una colaboración con su admirado Joaquín Sabina, un tema desenfadado pero realmente auténtico (Estrella del rock) y una balada que cierra el álbum de la forma más desgarradora (Beatles y Stones). En la versión ampliada, se recoge uno de los temas más profundos de su discografía: La abuelita, la historia de un anciano que narra sus últimos días de vida, tras la muerte de su mujer.

¿La autobiografía se fue alguna vez?

Dani Martín siempre ha solido declarar lo personal de sus discos, que encarnan sus propias vivencias. Tras la grabación de uno de sus conciertos con invitados (Mi teatro, 2014), Martín declaró que el álbum La montaña rusa (2016), que acababa de publicar, era el más autobiográfico de todos. Como bien describe su título, un sinfín de emociones muy diversas recogidas en 12 canciones y 48 minutos recorren su vida. Desde el rock de Romperás o Nada más que tú, a la balada de Guerra de pasos (que resume muy bien las subidas y bajadas de un (des)amor), mientras Paloma y Pelear nos acercan a otra faceta alejada de los amoríos.

El éxito, muchas veces, de un artista, no solo pasa por sentir lo que produce o amar su trabajo, sino lograr que los espectadores conecten tanto con él como con su obra. El madrileño lo ha conseguido de sobra, no solo por abarrotar sus conciertos, colgar el cartel de sold out en muchísimas ocasiones (que también), sino por la cercanía que le caracteriza. Pegarse medio día firmando sus discos para que todos los que habían hecho la cola tuviesen su rúbrica estampada, conversar con ellos o participar activamente en las redes sociales junto a los seguidores.

Haciendo lo que le da la gana con sus grandes éxitos

Cumplir la mayoría de edad en escenarios y estudios se acercará bastante a llegar a los dieciocho años de vida. La madurez que fue siendo la protagonista en sus últimos trabajos con El Canto del Loco, ya era fiel compañera en todos sus trabajos en solitario. Así que, con la cierta autoridad que te otorga ser mayor de edad, Martín quiso, sin ataduras, recorrer de nuevo las tarimas para repasar todas las canciones que le auparon a un más que reconocido puesto en el panorama nacional. Grandes éxitos y pequeños desastres fue el nombre de la gira, en la que demostró lo transversal que es la música en nuestras vidas y recordó las canciones que formaron parte de nuestra infancia, adolescencia y también vida adulta.

Quizás este sentimiento de hacer lo que en ese momento de verdad le apetecía, juntarse sin disco, pero con la mochila llena de viejas canciones, era la antesala de lo que viene. Un proyecto rompedor no solo con su trayectoria, sino también con el panorama musical actual. Lo que me da la gana, el nombre de su futuro álbum, no es un disco, en sus palabras, ni La mentira, su primer adelanto, un sencillo.

Vivimos en una mentira

En un mundo en el que reina una lógica neoliberal de consumo, exposición e individualidad, de hacer lo que «corresponda y se espere» o lo que «venda más», Dani Martín decidió separarse de esa senda. Los dos primeros adelantos del disco que está al caer son lo que le apetecía hacer, por más que suene extravagante en las primeras escuchas.

Pero transmite un mensaje vital que entronca con la sensibilidad y la «verdad» de sus primeros discos: está harto de aparentar, de mostrar una imagen que no corresponde a su realidad y de fingir querer hacer cosas que en realidad no quiere. Parecerá que no, pero la situación que describe Martín, por más que se mueva en el mundo de la «fama», no está alejada de nuestra cotidianeidad. Seamos verdad.



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