Un libro, un poema y una canción —como una incipiente flor amarilla— son solo tres momentos cotidianos que, en este año un poco regulero, nos recuerdan por qué vale la pena seguir viviendo con la misma ilusión.
Un libro, un poema y una canción —como una incipiente flor amarilla— son solo tres momentos cotidianos que, en este año un poco regulero, nos recuerdan por qué vale la pena seguir viviendo con la misma ilusión.