Si discriminas una parte del todo, el cuadro seguirá siendo bonito. Pero ya no será el mismo cuadro. No te contará la misma historia, no reflejerá la misma idea profunda, no te golpeará en el espíritu con la misma armonía desordenada. Cada escena se entiende y se empodera cuando otras la acompañan. Esa es la esencia del tríptico: la cohabitación de tres esencias que suman para crear algo nuevo.
Nuestra forma de entender el periodismo, el arte y la cultura no se explica sin este principio de colaboración. A partir de cada una de las individualidades que nos acompañan, construimos un sentido global, trazamos el camino y generamos un espacio compartido de creación y pensamiento.
Y como el camino es tan importante como los amigos que te acompañan, eso es lo que son nuestros colaboradores: la familia que elegimos para esta aventura. Esta desafiante aventura que no persigue un objetivo menor que el de encontrar las partes que componen el todo desde un prisma cultural. Casi nada. Ellos también son Tripticum. A todos, gracias.