Seguro que la memoria de muchos conserva y reconoce la voz carismática del hombre que conseguía despertar la pasión por los animales allá por los años setenta y ochenta. Félix Rodríguez de la Fuente fue un icono cultural para muchas generaciones de niños y niñas que hoy recordamos con cariño los capítulos de El hombre y la Tierra.
Esta serie retransmitida por Radio Televisión Española es considerada ya pionera en los documentales sobre fauna y naturaleza de nuestro país. Se trataba de un nuevo modelo de documentar la vida animal, con espectacularidad, pero sin perder la esencia del carácter implacable de la naturaleza. Los instantes de caza y persecución entre depredador y presa, los cortejos en época de apareamiento o el marcaje del territorio son solo algunas de las escenas que, acompañadas de la narración apasionada, conseguían erizar la piel.
Si obviamos la diferencia de calidad en aspectos técnicos en comparación con la que ofrecen documentales como los que podemos ver hoy -a pesar de ser aun así sobresaliente-, podemos atisbar en esta obra algo que va más allá de lo meramente informativo. Uno de los mejores recuerdos de mi infancia -con siete u ocho años- es el momento en que subía a una escalera, cogía una cinta VHS de la colección de mis padres y les pedía que me ayudaran a introducirla en el videocasete. Era entonces cuando comenzaba a sonar en todo el salón la música de introducción al capítulo. En ese momento, el mundo se paralizaba para aquel crío.
Amante y defensor del lobo ibérico
Asimismo, todos los aficionados a estos documentales recordamos la conexión tan especial que Rodríguez de la Fuente tenía con el lobo ibérico, especie más representativa y simbólica de nuestro país. En marzo de este año asistí a la manifestación en defensa de la protección del lobo. Me llevé una grata sorpresa al contemplar la cantidad de pancartas y carteles que tenían imágenes del castellanoleonés con estos animales. Allí me percaté de que su legado seguía vivo.
La muerte del considerado el mayor divulgador ambientalista español en aquel accidente de avión cayó como un jarro de agua fría. Toda su carrera sintetiza a la perfección el mensaje de coexistencia con la naturaleza, con el resto de seres con los que compartimos planeta. La consecuencia de esto son el gran número de monumentos en su honor que abundan por toda España. Si profundizamos en los aspectos formales de la serie, distinguimos tres partes: la sudamericana, la ibérica y la norteamericana. Dentro de la segunda, podemos apreciar su vínculo con los lobos, y de ahí la multitud de imágenes que existen de él jugando con estos animales salvajes. Ellos también sabían que estaban ante un ser humano especial.
La concienciación que conseguía al promulgar sus ideales cambió la percepción sobre los animales de mucha gente en una época marcada por el régimen franquista. Así, Radio Televisión Española ofrece los capítulos de la serie, todos ellos de aproximadamente media hora. Y es que no se necesitan más minutos cuando se ha hecho un trabajo de tal excelencia.
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Soy muy práctico: todo lo que aprendo quiero plasmarlo en la vida cotidiana. Curso el doble grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual, por lo que comunicar es una de mis pasiones. Preocupado por el medio ambiente, apasionado por el arte, extrovertido por la vida… combino todo esto como puedo.